Voces de Caritas contra la pobreza

En 2000, el mundo se unió para hacer la mayor promesa en la historia - construir un mundo mejor para la humanidad para 2015. La Declaración del Milenio fue un hito en la cooperación, comprometiendo a los estados miembros de las Naciones Unidas a lograr objetivos ambiciosos, pero realizables.

 

Millones de vidas alrededor del mundo ya han mejorado – millones de niños más asisten a la escuela, menos personas están muriendo por el sida, más personas tienen acceso a agua limpia.

Sin embargo, el ritmo del cambio no ha sido suficientemente rápido – corremos el riesgo de que lo que hemos logrado se nos resbale de las manos. No podemos permitir que lo que hemos logrado sea minado por los cambios en nuestro clima, por la crisis en nuestro sistema económico mundial, por creer que simplemente es demasiado difícil. Esta puede ser nuestra única oportunidad, así que en vez de dar marcha atrás, este es el momento de acelerar nuestros esfuerzos.

 

No sólo 5 países ricos deben lograr el tantas veces prometido objetivo de dar 0,7% del ingreso nacional para ayuda al desarrollo. Es necesario duplicar la ayuda a U$ 100.000 millones al año y ser más eficientes, eficaces y justos. La ayuda no debe estar condicionada, para beneficiar al donante, y se le debe permitir al beneficiario tener mayor opción en cuanto a escoger y planificar qué es mejor hacer. Es necesario condonar más deudas. Un país pobre no puede invertir en salud y educación si todo el dinero se usa para servir la deuda.

Caritas cree que los Objetivos de Desarrollo del Milenio se deben alcanzar porque hemos hecho una promesa y un profundo compromiso moral. No podemos darles la espalda a los pobres y vulnerables porque es inconveniente o difícil. Nuestra futura seguridad colectiva y el futuro de nuestro planeta están en juego – quedarnos cortos no es realmente una opción.

Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio – cumplir con nuestras responsabilidades, mantener nuestras promesas.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio representan las dignidades y derechos humanos básicos que cada uno de nosotros debería gozar – escapar del hambre y la pobreza extrema, tener una educación decente, gozar de buena salud, recibir atención médica y dar a luz con seguridad, vivir en justicia e igualdad en un entorno que cuidamos. Para lograr esto, nuestros líderes prometieron una amplia alianza mundial, a una escala nunca antes vista.