2.600 millones de personas no tenían instalaciones higiénico-sanitarias adecuadas en 2008.
Reducir a la mitad la proporción de personas que no tienen acceso a agua potable para 2015. Invertir la pérdida de recursos ambientales.
Estamos en camino o incluso hemos sobrepasado el objetivo del agua potable. Sin embargo, 8 de cada 10 personas siguen obteniendo agua de recursos contaminados en áreas rurales del mundo en vías de desarrollo y necesitamos cerrar la brecha, mejorando el suministro para habitantes de áreas urbanas.
La mayoría de las regiones está avanzando en lo que respecta a mejorar las vidas de los pobres en áreas urbanas. En los últimos 10 años, la proporción de personas viviendo en tugurios urbanos se redujo de 39 a 33%. Las mayores mejoras se han realizado en el sur y el este de Asia - especialmente en China. Sin embargo, en términos reales, los tugurios están creciendo - 828 millones de personas viven en ellos, comparado con 767 millones hace una década.
Cumplir con el objetivo de saneamiento pareciera estar fuera del alcance, ya que la mitad de la población en las regiones en vías de desarrollo vive sin sistemas de saneamiento. En 2008, 2.600 millones de personas carecían de instalaciones sanitarias mejoradas. En el sur de Asia, se tendrá que duplicar el número de personas que utilizan instalaciones mejoradas.
Los gases de invernadero siguen aumentando, lo que nos muestra qué tan apremiante es el problema del cambio climático. Sin embargo, ha habido progreso. De 1986 a 2007 los 195 países que forman parte del Protocolo de Montreal lograron una reducción del 97% en su uso de substancias que reducen la capa de ozono.
La deforestación continúa a un ritmo alarmante - 13 millones de hectáreas al año - que es equivalente a la extensión de Bangladesh. Sólo se contrarresta parcialmente plantando bosques. África, Latinoamérica y el Caribe siguen siendo lo mayores perdedores netos de bosques. Nuestros océanos y mares siguen contaminados y sobrepescados. Se espera un aumento en las emisiones mundiales de dióxido de carbono.
Todo tipo de cosas flotan en el río que atraviesa el tugurio - no sólo basura, sino cerdos y caballos muertos e incluso sofás. En el agua estancada, en donde se acumula la basura de neumáticos viejos y botellas de plástico, viven mosquitos portadores del dengue.
El tugurio, o favela, de Peixinhos en la región de Recife al noreste de Brasil, es conocido por las pésimas condiciones de vida de sus habitantes. Aunque Brasil es el quinto país más grande del mundo y el noveno más rico, es un país en donde la desigualdad es extrema. 54 millones de sus habitantes viven por debajo de la línea de la pobreza.
En Peixinhos, un grupo juvenil está haciendo una diferencia. Va y limpia la basura y difunde mensajes sobre salud e higiene. El grupo - llamado GCASC, Grupo Comunitario al Cuidado de Sus Hijos - recibe el apoyo de Caritas Inglaterra y Gales (CAFOD).
Con 12 años, Pedro Leandro Sodre Barbosa está muy entusiasmado de tomar parte. "Es importante reciclar para eliminar la contaminación, y para hacerlo tenemos que lograr que la gente deje de tirar basura en cualquier parte. Para nosotros también es importante estar orgullosos del lugar donde vivimos, aunque seamos pobres. Vamos y sembramos árboles para proteger nuestro medioambiente y para tener un mayor sentido de hogar", dice Pedro.
Robson Ramos dos Santos, 20, es un trabajado comunitario en Peixinhos. Él se unió al grupo cuando tenía siete años y dice que sin el grupo no estaría vivo ahora. "Aquí, la vida es muy difícil para los jóvenes. Muchos no llegan a los 18 años. Muchos son asesinados".
Uno de ellos fue el hermano de Robson, que pertenecía a una pandilla llamada Máscara. Él estaba metido en drogas, al igual que muchos jóvenes en las favelas, porque no tienen en qué ocuparse. Cada fin de semana hasta tres o cuatro son asesinados - la mayoría por grupos organizados que trabajan para los traficantes de drogas y normalmente son ex-policías o incluso lo siguen siendo.
El GCASC enseña danza y a tocar tambores, y ofrece un lugar tranquilo en donde los niños y los jóvenes pueden leer y estudiar, los mantiene fuera de las calles y están seguros. Los talleres que realiza han ayudado a reducir el nivel de violencia.
Luciano es otro egresado con éxito del grupo. Ahora tiene 24 años y toca profesionalmente en un grupo de maracatú, música tradicional de tambores; él tenía apenas 15 años cuando presenció el asesinato a balazos de dos de sus amigos. Luciano dice que necesitaba un lugar seguro y un nuevo destino. "El grupo me ayudó a descubrir mi talento artístico y ahora vivo plenamente cada minuto de mi vida, y les enseño a otros a hacer lo mismo".
Fotos: (Arriba) Un invernadero-escuela en Bolivia. David Stephenson/Trócaire, (abajo) Seleccionando material para reciclar. Marcella Haddad/CAFOD.
Financiar activamente programas para proporcionar sistemas de saneamiento a regiones específicas, especialmente en áreas rurales del mundo en vías de desarrollo.
Obtener la inversión multisectorial que se necesitará para mejorar las vidas de los habitantes de los tugurios. Debemos motivar a contrapartes privadas para que se unan a nuestra causa.
Responder contundentemente al cambio climático, más allá de las negociaciones que se han llevado a cabo en los últimos años.
Detener el esperado aumento en las emisiones de dióxido de carbono una vez se haya superado la actual crisis económica.
El mundo rico debe proporcionar niveles suficientes de apoyo económico y tecnológico garantizado para que los países en vías de desarrollo puedan mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a ellos.
Legislar para preservar la biodiversidad mundial protegiendo más hábitats claves y las especies que habitan en ellos
